Portugal fue el país elegido por esta pareja anglo-brasileña para que todos sus familiares y amigos, repartidos por los cinco continentes, se reunieran y celebrasen su boda. Así, se citaron en Lisboa, Quinta da Grila, una lujosa y exclusiva finca del siglo XIX. A modo de “punto de encuentro” internacional, la Quinta da Grilla fue el escenario perfecto para la celebración, que reunió a invitados de más de una decena de países.
