
María & Álvaro
Boda Casa Colorada (BADAJOZ)
Contra todo pronóstico, el día amaneció sin lluvia. Un respiro enorme para María y Álvaro. Porque aunque la emoción de su boda habría sido la misma, para María, casarse rodeada de árboles tenía un valor especial. Era como volver a esos paseos de niña con su padre por la dehesa, un recuerdo que lleva dentro y que, en momentos importantes como este, la envuelve y reconforta.
Para nosotros, no era una boda cualquiera. Desde el principio, sentimos una responsabilidad especial: fue el propio padre de María —gran amante de la fotografía desde hace más años de los que llevamos ejerciendo esta profesión— quien decidió que fuéramos nosotros quienes documentáramos este día tan importante. Eligió con el mismo cuidado con el que ha mirado siempre por su hija. Y buscaba imágenes auténticas, técnicas, naturales, discretas, y sobre todo, impregnadas de la energía positiva que sabíamos que se viviría ese día. No era fácil, pero sí ilusionante. Como cada sábado.
Y sí, fue un día lleno de magia. De esa que no se fuerza, sino que simplemente ocurre. De amor verdadero —como en las películas— y, sobre todo, de felicidad sincera.
El escenario fue La Casa Colorada, en Badajoz. Un lugar que conocemos bien, pero que, como siempre, abordamos con ojos nuevos. Nos exigimos que cada boda tenga su propia identidad, incluso en espacios conocidos. Nuevos ángulos. Nuevas formas de mirar. Nuevas emociones.
La ceremonia se celebró en un claro del bosque, acondicionado con mimo días antes para despejar ramas y hojas. Un rincón casi escondido que la pareja transformó en su altar. El camino desde la casa hasta allí, andando, fue especialmente emotivo para María. Iba agarrada de la mano de su padre, reviviendo su infancia paso a paso.
Fue una boda profundamente verdadera. Cada abrazo, cada risa, cada mirada y cada lágrima tenían un peso real. Se notaba que detrás de cada gesto había historias preciosas, difíciles de explicar con palabras. Eso solo ocurre cuando vives con el corazón puesto en los demás. Cuando de verdad te importa tu gente.
Y el resto… es mejor que lo veáis por vosotros mismos. Porque, sinceramente, describir con palabras lo que allí se vivió… se nos queda corto.






